LA HISTORIA, QUE GANÓ EL HUGO Y EL LOCUS, FUE REEDITADA EN CASTELLANO A FINALES DE 2013 EN LA ANTOLOGÍA ‘HÍBRIDOS Y ENGENDROS’
He perdido la cuenta de cuántas veces he leído Los Reyes de la Arena, el relato con el que Goerge RR Martin ganó el Hugo y el Nebula en 1979, y sin duda uno de mis favoritos de todos los tiempos. La historia es muy fácil de localizar en la actualidad, ya que fue editada de nuevo en castellano a finales del 2013 dentro del segundo volumen de la ‘autobiografía literaria’ del escritor de Santa Fe, ‘Híbridos y Engendros’ (Gigamesh, 480 páginas y 20 euros con traducción de Cristina Macía). Se trata, en todo caso, de un volumen recomendable más allá de esta pieza, ya que aúna breves ensayos de Martin narrando su carrera literaria y los relatos que escribió en cada época, e incluye tanto algunas de sus historias más célebres de terror, como un par de relatos de Haviland Tuf o el guión para un episodio de ‘Más allá del límite’ (The Twilight Zone), entre otros. Por eso me ha parecido una forma estupenda de iniciar una nueva ‘sección’ en el blog: la recomendación de relatos o historias cortas para leerse de una sentada.
LOS DOS TOMOS DE LA ‘AUTOBIOGRAFÍA LITERARIA’ PUBLICADOS HASTA LA FECHA:
“Los Reyes de la Arena fue el tercero de los tres relatos que escribí durante las vacaciones de Navidad de 1978-1979. Me lo inspiró un tipo que conocí en la universidad. Todos los sábados organizaba una fiesta para ver el programa Creature Features. Tenía un acuario de pirañas y a veces, entre la primera película y la segunda, les echaba pececitos de colores para entretener a los invitados”, relata Martin en uno de los textos incluidos en este ‘Híbridos y Engendros’. Además de reconocer que planeaba escribir una serie de historias con los comerciantes y seuncarios de este relato, Wo y Shade, y que de hecho comenzó la segunda de estas historias, el autor de ‘Canción de hielo y fuego’ explica que en aquel entonces estaba convencido de que los dos grandes cuentos que había conseguido finalizar por aquel entonces eran ‘El dragón de hielo‘ y ‘El camino de la cruz y el dragón’ (ambos incluidos en la primera parte de la autobiografía literaria: ‘Luz de estrellas lejanas’). “¿Y Los Reyes de la Arena? No estaba mal. No era tan bueno como los otros dos, claro, pero no todas las jugadas acaban siempre en gol”, se dijo.
El autor en su época con ‘Twilight Zone’
Sin embargo, Martin asegura después que nunca había estado tan equivocado con uno de sus cuentos como quedó demostrado después de que Omni, “la revista del género que mejor pagaba” adquiriera la historia y se convirtiera “en el relato más popular de su historia”. “Ha tenido tantas reimpresiones y ha formado parte de tantas antologías que ya he perdido la cuenta, y me ha dado más dinero que dos de mis novelas y casi todos los guiones”, detalla no sin cierta chulería.
El cuento, bastante transformado, fue llevado a la pequeña pantalla como capítulo doble en ‘The Outer Limits’ con Beau Bridges como protagonista. En España fue el episodio piloto de ‘Más allá del límite’ con el título ‘Los arenícolas’. La historia tiene también, al parecer, una adaptación a la novela gráfica y ha sido proyecto de un videojuego.
Los Reyes de la Arena (‘Sandkings’ en el original) tiene una ambientación de ciencia ficción en el que se han explorado otros mundos y se han localizado numerosas especies de vida alienígenas. El relato cuenta la historia de uno de esos protagonistas odiosos tan propios de Martin, Simon Kress, con contactos en el mundo del hampa, y aficionado a coleccionar xenomascotas desagradables: criaturas extrañas, específicamente violentas y preferiblemente desagradables como el orangutrol (los nombres siempre según la edición española de Gigamesh).
Después de que sus pirañas terrestres acaben muertas tras una larga ausencia, Kress decide buscar algo aún más exótico. Así es como llega hasta la misteriosa tienda de Wo y Sahde que le ofrece una criatura distinta a cualquier otra: los reyes de la arena. En realidad se trata de organismos con mente colmena que se dividen en distintas facciones y que siempre viven en comunidades lideradas y dependientes de una criatura reina: las mauces (fusión de “madres y devoradoras”).
“– Como le he dicho, se enfrentan en guerras. Hasta establecen treguas y alianzas. Fue una alianza lo que destruyó el cuarto castillo del tanque: los negros estaban multiplicándose en exceso, asó que los demás unieron fuerzas para destruirlos.
–No deja de tener su gracia, pero también guerrean los insectos –Kress no era fácil de convencer.
–Los insectos no adoran –argumentó Wo”.
A partir de aquí, mejor no contar demasiado. Kress se sentirá fascinado por el tipo de sociedades que llegan a formar estos reyes de la arena, por su ferocidad enfrentándose a todo tipo de criaturas, pero sobre todo por la concepción que tienen de él como dios que les proporciona alimento, pero que también les trae desgracias. Esta adoración se reflejará pronto en sus propias construcciones donde llegarán a tallar su rostro como símbolo de admiración, o quizás de temor.
En 40 páginas Martin no solo construye una historia original que engancha como pocos relatos, si no que toca cuestiones tan apasionantes como la adicción que proporcionan el poder y la veneración. Kress es un personaje retorcido pero bien construido, inteligente como casi todos los creados por Martin, al que es fácil odiar. Por eso, como lectores es fácil desear que reciba el castigo que tanto se merece. Sin embargo, su crueldad quizás no sea el peor de los males.
Un relato imprescindible. Un gigante dentro de su género.
